El estudio El bienestar personal y el uso de la tecnología en confinamiento, publicado por el Observatorio Social de ”la Caixa”, concluye que, de media, se dedicaron más de nueve horas al día a las pantallas durante el confinamiento. El 70 % de los encuestados dicen haber aumentado bastante o mucho el uso de dispositivos digitales en este periodo.
Los autores, de la Universidad de Navarra, apuntan en su informe que las personas que han destinado más tiempo a hacer ejercicio físico y a la práctica de aficiones sin pantallas presentan niveles más altos de bienestar.
Tan solo el 17 % de la población encuestada cree que su bienestar no se ha visto afectado por el confinamiento. Jóvenes, mujeres y población sin estudios superiores tienen niveles más bajos de bienestar que mayores, hombres y personas con estudios universitarios.
En este artículo se exploran distintos aspectos del bienestar personal y psicológico durante la crisis del coronavirus en España, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Perú, Uruguay y Venezuela. Los datos se recogieron entre el 29 de marzo y el 20 de junio del 2020. En el estudio llevado a cabo, sobre el que se basa este artículo (se puede consultar la información sobre el proyecto en www.medium.com/proyectowise y www.unav.edu/yit), los autores prestaron especial atención al papel que juega el uso de tecnología digital en estas circunstancias. El estudio partía de una serie de interrogantes: ¿quién ha sufrido más durante el confinamiento? ¿Ha aumentado el tiempo que la población ha dedicado a estar delante de pantallas? ¿Importa el motivo por el que se recurre a la tecnología? ¿Qué otros factores contribuyeron al bienestar personal durante la cuarentena?
Para el estudio llevado a cabo, los autores crearon un índice de bienestar con puntuaciones entre 0 (malestar absoluto) y 10 (bienestar absoluto). Este índice resume un amplio espectro de medidas, tanto positivas (felicidad y autoestima) como negativas (malestar, ansiedad, depresión y estrés), y pretende ser una medida global del bienestar personal y psicológico. Las medidas de bienestar incluían una valoración subjetiva («En general, me considero una persona feliz») y afirmaciones que debían puntuarse, como «Me siento satisfecho conmigo mismo», «Me siento tan valioso como otras personas» o «Soy capaz de hacer las cosas tan bien como los demás». Las medidas de malestar incluían una valoración subjetiva («Desde que empezó el estado de alarma, ¿cuánto piensas que ha aumentado tu malestar?») y tres indicadores para medir los niveles de ansiedad, depresión y estrés.
Del total de participantes en la encuesta, los resultados indican que el 16% tienen niveles bajos de bienestar (menor de 5, en magenta); son las personas que peor lo han pasado durante el confinamiento. El 57% tiene niveles medios de bienestar (entre 5 y 8, en naranja). El 27% de la muestra tiene niveles altos de bienestar (por encima de 8, en azul).
El gráfico 1 muestra que las mujeres, los jóvenes y las personas sin estudios superiores lo han pasado peor durante el confinamiento: con más frecuencia, presentan niveles bajos de bienestar y están menos representados entre los rangos de nivel alto de bienestar. Destaca el marcado perfil de edad del bienestar: no hay apenas personas mayores de 50 años con niveles bajos de bienestar, y más del 40% de ellos presentan un alto nivel de bienestar. Esto, que puede resultar sorprendente, ya que los mayores constituyen la población de riesgo frente a la covid-19, parece indicar que la disrupción en las rutinas diarias (falta de asistencia a la escuela, al trabajo y alteración en los ámbitos del ocio, la vida social o el deporte) ha dañado más el bienestar de los jóvenes que el de los mayores, para quienes el confinamiento, quizás, ha supuesto un menor cambio en sus hábitos de vida.